"Equinoccios y solsticios"
Entre equinoccios y solsticios se va tejiendo la vida, se va haciendo la milpa; desde la siembra de las semillas a la cosecha, desde la troje al metate, desde el comal a tu corazón.
Dicen nuestros abuelos y abuelas que del campo es la agricultura escuela donde se aprende cada año una nueva lección. Y en este aprender de las milpas llevamos alrededor de diez mil años de coevolución.
Hacer milpa es un proceso colectivo-familiar, donde hay mucha diversidad a distintos niveles genético, cultural y ecosistémico, de allí tantos colores y formas de maíces, frijoles, calabazas, chiles, jitomates y quelites nativos de nuestras tierras mexicanas que, a través de equinoccios y solsticios fueron finamente seleccionados y resguardados por nuestros pueblos originarios y campesinos.
Este mural es una fiesta, una celebración, memoria presente aún vigente de todas las relaciones que hacen posible la alegre y colorida milpa llena de vida, llena de diversidad al igual que nuestro México.
Del Tonalnepantla viene la sagrada energía central que Centéotl, divinidad del sol convertida en vida, provee a todas las plantas; de esta manera, cuando comemos una mazorca llena de maíz, un delicioso plato de frijoles, una tortilla o un tlacoyo de haba con quelites y rica salsa de tomate, en realidad ingresamos a nuestro organismo la energía del sol. Es por eso nuestro maíz columna vertebral de la milpa y de nuestra soberanía alimentaria.
Somos los hijos del policultivo, nacimos, somos y seremos los surcos de la ciencia campesina donde se trabaja la tierra en los ciclos de la vida, en el serpentear de Quetzalcóatl.
-Pablo Quetzalcóatl, 2022